Natalie es la dueña de un enorme gato Maine Coon llamado Finn, que mide 1,3 metros de largo, que es la altura promedio de un niño de nueve años. Muchas personas confunden a Finn con un perro debido a su impresionante tamaño y, a menudo, se detienen a mirarlo con asombro. Pesa la asombrosa cifra de 10 kg y requiere mucho cuidado y atención por parte de su dueño. A pesar de su enorme tamaño, Natalie insiste en que Finn es un felino dócil y curioso al que le encantan los mimos y el cariño. Pasear a Finn con una correa lo ha convertido en una celebridad local, y Natalie disfruta observando las reacciones de la gente cuando se dan cuenta de que es un gato y no un perro. Si bien cuidar de Finn puede ser costoso, Natalie cree que vale la pena ya que él aporta mucha alegría y humor a su vida.
El compañero peludo de Natalie a veces experimenta ansiedad por separación y puede llegar a ser bastante grande, lo que hace que los visitantes se sorprendan por su tamaño. Siempre es divertido para Natalie ver la reacción del personal de servicio que llega a su casa y se sorprende por la apariencia de su gato, y muchos comentan que se parece a un gato montés o un gato montés. Natalie reside en California, Estados Unidos.
Los visitantes tienden a sentirse intimidados por la apariencia de Finn (como se ve en la fotografía tomada por Natalie Bowman). Sin embargo, a pesar de ser un gato grande, tiene una personalidad amable y se lleva bien con el otro compañero felino de Natalie. Según Natalie, les tomó algún tiempo acostumbrarse el uno al otro, pero ahora se han convertido en mejores amigos.
Este amigo peludo requiere una gran cantidad de atención y amor. Según su dueño, sufre ansiedad por separación, lo que significa que le gusta pasar tiempo con la gente. De hecho, suele acompañar a su humano al trabajo debido a su personalidad sociable. También es conocido por ser bastante hablador y maullar fuerte.